El ser humano de hoy ha invertido tanto en el egocentrismo, en busca de su propio mérito, en el “yo” y en todo lo que le concierne, enfocado en ser el centro de atención, que termina olvidándose de sus vecinos, de las personas que le rodean y despreciando así lo que pudo haber tenido o tener a su alrededor.

Ser vistos, exaltados, tener seguidores y ser servidos en el mundo y por el mundo, el precio de la fama que buscan pagar a cualquier costo, y a veces incluso a costa de nada, es todo lo que solo alimenta lo que es malo en el corazón del hombre, y ha sido más notorio en la sociedad moderna del siglo XXI.

Lo que tenemos que entender es que es inútil que seamos alabados en el extranjero y muy alabados por lo que somos o por lo que hacemos, porque lo que hagamos no servirá para nada más que para alimentar nuestro propio ego, e incluso porque por ninguna de estas razones fuimos elegidos.

Pero el que procura servir a Dios y a su prójimo, no para ser visto por los demás, sino para hallar gracia a los ojos de Dios y hacer su voluntad, ÉL ES EL MÁS GRANDE DE TODOS.

LUCAS 22:26-27

26 Pero vosotros no seréis así, sino que el mayor de vosotros sea como el más pequeño, y el que gobierna como el que sirve.

27 Porque, ¿quién es mayor, quién se sienta a la mesa o quién sirve? ¿No es el que está en la mesa? Pero yo estoy entre vosotros como el que sirve.

Como joven cristiano, busca ser igual a Cristo, no busques ser igual a los demás, en el sentido de querer ser notado por tus cualidades, sino más bien querer ser notado por las cualidades de Jesús que está en ti, por su nombre.

Ser como Jesús y hacer que la gente, los jóvenes que están en el mundo, también busquen imitar lo que copiamos de Jesús, porque Jesús se hizo servidor de todos para ganar a todos.

FILIPENSES 2:3-5

3 No hagáis nada por contienda o por vanagloria, sino con humildad: que cada uno considere a los demás como mejores que a sí mismo.

4 No mires a lo que es tuyo, sino también a lo que es de los demás.

5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús.

Así que, JÓVENES KURIAKOS, seamos servidores del Evangelio por amor a Dios y al prójimo, porque entre todos MÁS GRANDE ES EL QUE SIRVE.